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La Sinestesia: conexiones inesperadas

Por Larissa Guerrero Ph.d



La sinestesia es un fenómeno neurológico donde la estimulación de una vía sensorial o cognitiva desencadena experiencias automáticas e involuntarias en otra vía sensorial o cognitiva, sin un estímulo directo en esa segunda vía. Este fenómeno revela la interconexión entre diferentes áreas del cerebro involucradas en la percepción y el procesamiento sensorial.  Según el texto de investigación "The prevalence of synesthesia: The consistency revolution" de Simner, J., & Carmichael, D. A. (2015), la sinestesia se define como un fenómeno neurológico en el cual la estimulación de un sentido específico o de una representación cognitiva desencadena de manera automática y repetitiva experiencias sensoriales adicionales en otra modalidad sensorial o en una representación cognitiva, sin un estímulo directo en esa segunda modalidad o representación.


Un aspecto notable de la sinestesia es su alta prevalencia con el autismo. Estudios recientes han arrojado luz sobre esta relación compleja. Por ejemplo, investigaciones conducidas por Baron-Cohen et al. (2013) y Neufeld et al. (2013) han sugerido que entre el 19% y el 25% de los individuos con autismo pueden experimentar algún tipo de sinestesia, una cifra considerablemente más alta que el estimado del 4% en la población general. Esta correlación plantea preguntas intrigantes sobre posibles vínculos neurológicos compartidos entre ambas condiciones.


La investigación indica que tanto la sinestesia como el autismo podrían estar influenciados por mecanismos neurobiológicos similares, como la hiperconectividad cerebral y alteraciones en la percepción sensorial. La hiperconectividad cerebral, por ejemplo, implica un aumento en las conexiones neuronales entre diferentes regiones del cerebro, lo que podría facilitar la experiencia sinestésica, al permitir una mayor comunicación entre áreas sensoriales y cognitivas. Estudios de neuroimagen han revelado diferencias estructurales en el cerebro de personas autistas y sinestetas, destacando un patrón común de alteraciones que podría estar asociado con la manifestación de ambos.


Estudios como los de Simner y Carmichael (2015) han proporcionado evidencia sustancial sobre las diferencias estructurales en la materia blanca del cerebro de personas con sinestesia. Este tipo de investigación ha revelado un patrón de aumento en la conectividad neuronal en personas que experimentan sinestesia, especialmente en las vías que conectan diferentes áreas del cerebro involucradas en la percepción sensorial y la integración de información.  La materia blanca del cerebro consiste en tractos de fibras nerviosas que actúan como las autopistas de comunicación entre diferentes regiones cerebrales. En personas con sinestesia, se ha observado un incremento en la densidad o en la organización de estas fibras nerviosas, lo que podría facilitar la transmisión rápida y eficiente de señales entre áreas del cerebro que normalmente no estarían tan interconectadas en personas sin esta condición. Este hallazgo sugiere que la percepción sensorial amplificada en personas con sinestesia podría estar directamente relacionada con estas diferencias en la estructura de la materia blanca, proporcionando una base neurobiológica sólida para entender cómo se desarrolla y se manifiesta esta peculiaridad perceptual en el cerebro humano.

 

Comprender la relación entre sinestesia y autismo no solo amplía nuestro conocimiento sobre la diversidad del funcionamiento cerebral, sino que también tiene implicaciones significativas en términos de apoyo y tratamiento. Individuos con sinestesia pueden beneficiarse de estrategias que reconozcan y respeten sus experiencias sensoriales únicas, mientras que, en el contexto del autismo, entender cómo la sinestesia puede influir en la percepción sensorial y la integración de información puede informar intervenciones terapéuticas más efectivas.


La sinestesia frecuentemente es entendida como una experiencia puramente sensorial, donde estímulos como sonidos pueden evocar colores visuales. Sin embargo, este entendimiento limitado ha oscurecido la riqueza y diversidad de otras formas de sinestesia, como las asociaciones entre conceptos abstractos y experiencias sensoriales, así como las conexiones entre estados emocionales y sensaciones físicas. Estudios recientes han explorado y validado la existencia de formas menos tangibles como la sinestesia cognitiva y emocional. Investigaciones, como las de Ward et al. (2018) y Novich y Eagleman (2015), han demostrado que estas formas de sinestesia también son válidas y tienen bases neurobiológicas distintas, pero igualmente relevantes. Estos estudios subrayan la necesidad de un enfoque amplio e inclusivo al investigar y comprender la diversidad de experiencias sinestésicas en diferentes contextos y poblaciones.


La sinestesia sensorial es el tipo más comúnmente conocido, donde la estimulación de un sentido específico, como la vista o el oído, involuntariamente desencadena experiencias sensoriales adicionales en otro sentido. Por ejemplo, una persona podría ver colores específicos al escuchar música o asociar sabores con determinadas palabras. Este tipo de sinestesia se ha estudiado ampliamente debido a su evidente manifestación perceptual, que puede ser objetivamente medida y descrita.


La sinestesia cognitiva implica asociaciones entre conceptos abstractos o ideas con experiencias sensoriales, que pueden incluir percepciones de colores, texturas o formas, sin que haya un estímulo físico externo presente. Este tipo de sinestesia no se limita únicamente a la percepción sensorial directa, sino que también puede involucrar procesos cognitivos más complejos como la memoria, la imaginación y la asociación de ideas abstractas con experiencias sensoriales específicas. Por ejemplo, alguien podría experimentar que ciertas ideas o conceptos abstractos evocan colores vívidos o sensaciones táctiles en su mente, incluso en ausencia de estímulos físicos que lo provoquen. Este fenómeno subraya la íntima interconexión entre los procesos mentales y sensoriales en personas con sinestesia cognitiva, proporcionando una perspectiva diferente sobre cómo el cerebro humano integra y procesa la información de maneras inesperadas y profundamente personales.


La sinestesia emocional implica asociaciones entre emociones o estados mentales y experiencias sensoriales. Por ejemplo, alguien podría experimentar emociones específicas, como la felicidad o la tristeza, con colores o texturas particulares. Este tipo de sinestesia resalta la interconexión entre la percepción emocional y sensorial, ofreciendo una perspectiva única sobre cómo las emociones pueden ser experimentadas de manera multisensorial.


Además de los modos de sinestesia ya mencionados, existen los tipos de sinestesia, aquí anoto algunos aclarando que la lista no es exhaustiva..

 

Cromestesia o Sinestesia Sonido-Color: La cromestesia se caracteriza por la asociación de sonidos auditivos con colores visuales. Cuando una persona con cromestesia escucha música o sonidos, percibe simultáneamente colores específicos que acompañan cada nota o tono. Ejemplo: Escuchar una flauta puede provocar la percepción de tonos verdes y azules.


Sinestesia Grafema-Color: En la sinestesia grafema-color, los números, letras o símbolos alfanuméricos se perciben automáticamente con colores específicos. Cada carácter tiene asociado un color particular que no está determinado por su apariencia visual, sino por la conexión sensorial interna del individuo. Ejemplo: La letra "A" puede ser vista como roja, el número "7" como verde, independientemente de su forma o color real.


Sinestesia Léxico-Gustativa: En este tipo de sinestesia, las palabras o términos evocan sabores específicos en la boca del sinesteta. Ciertas palabras pueden ser percibidas como dulces, saladas, amargas u otros sabores sin ningún estímulo gustativo físico presente. Ejemplo: La palabra "montaña" puede saborearse como chocolate amargo.


Sinestesia Espacial: La sinestesia espacial se refiere a la percepción de números, días de la semana, meses o conceptos temporales en ubicaciones específicas dentro de un espacio mental imaginario. Cada número o concepto temporal tiene una ubicación fija y constante en esta representación mental. Ejemplo: Los números pueden estar dispuestos visualmente en un patrón espacial, como en una línea curva o en un arreglo tridimensional en la mente del sinesteta.


Sinestesia Táctil-Mirada: Este tipo de sinestesia ocurre cuando la observación de una acción, como ver a alguien tocando un objeto, induce sensaciones táctiles en la misma parte del cuerpo del observador. La observación visual de un movimiento puede activar experiencias sensoriales táctiles en el individuo sinestésico. Ejemplo: Ver a alguien tocando una superficie áspera puede hacer que el sinesteta sienta la textura áspera en sus manos.


Sinestesia Auditivo-Táctil: La sinestesia auditivo-táctil se caracteriza por la asociación de sonidos específicos con sensaciones táctiles en el cuerpo del sinesteta. Esto significa que ciertos tonos, ritmos o frecuencias auditivas pueden desencadenar experiencias táctiles, como sentir vibraciones en la piel o la sensación de presión en diferentes partes del cuerpo. Ejemplo: Escuchar un tono grave puede hacer que el sinesteta sienta una vibración suave en sus manos.


Sinestesia Olfativo-Gustativa: En la sinestesia olfativo-gustativa, los olores específicos provocan la percepción de sabores en la boca del individuo. Esto significa que ciertos aromas pueden evocar sensaciones gustativas, como la percepción de dulzura, salinidad, acidez o amargura, sin que haya un estímulo gustativo físico presente. Ejemplo: El olor a café puede saborearse como chocolate amargo en la boca del sinesteta.


Sinestesia Emocional: La sinestesia emocional implica la asociación de emociones o estados mentales como la felicidad, la tristeza o la ira con ciertos colores, formas o texturas. Las emociones pueden activar experiencias sensoriales visuales o táctiles, creando una conexión única entre el mundo emocional y perceptual del individuo. Ejemplo: Sentir felicidad puede percibirse como una explosión de color amarillo brillante en la mente del sinesteta.


Sinestesia Temporal: La sinestesia temporal se refiere a la experiencia donde unidades de tiempo como días de la semana, meses o años se perciben con características espaciales o colores específicos asociados. Esto implica que cada unidad de tiempo tiene una representación visual o espacial única en la mente del sinesteta. Ejemplo: Los meses del año pueden aparecer dispuestos en un círculo con colores distintos para cada uno.


Sinestesia Musical: La sinestesia musical implica la asociación de notas musicales, tonos o acordes con colores visuales o sensaciones táctiles. Para quienes experimentan este tipo de sinestesia, la música no solo se escucha, sino que también se percibe de manera visual o táctil, creando una experiencia multisensorial única. Ejemplo: Escuchar una melodía puede provocar que el sinesteta vea patrones de colores en el aire o sienta una textura específica en sus manos al ritmo de la música.


Cada forma de sinestesia proporciona una visión fascinante de cómo el cerebro humano interconecta y procesa información sensorial y emocional de manera única y personal. Estos ejemplos ilustran la diversidad y complejidad de este fenómeno perceptual en diferentes contextos y experiencias individuales.

 

 

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