El modo de espera en el autismo
- Larissa Guerrero
- May 26, 2024
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Por Dra. Larissa Guerrero

¿Alguna vez has tenido un evento, como una cita con el médico, y te has encontrado incapaz de hacer cualquier otra cosa que no sea esperar a que llegue la hora de la cita, prácticamente dedicando todo tu tiempo y atención a la espera?
El modo de espera es un fenómeno común en las personas autistas al igual que para las personas con atención divergente (TDAH), donde la anticipación de un evento futuro consume una cantidad significativa de recursos mentales, lo que dificulta la realización de otras tareas y actividades, además de incrementar la ansiedad. Este estado es especialmente desafiante debido a la hiperfocalización y la rumiación constante sobre el evento que vamos a tener, ya sea una cita con el médico, una reunión familiar, una salida con amigos, un concierto, un viaje, un examen o una reunión de trabajo.
¿Qué es el modo de espera?
El modo de espera se refiere a la dificultad para regular la atención debido a la ansiedad relacionada con un evento futuro. En este estado, nuestros pensamientos regresan repetidamente al evento anticipado, nos encontramos constantemente pensando no sólo en el evento sino todo lo que éste implica, en un esfuerzo por prepararnos adecuadamente. El modo espera es la constante rumiación sobre el evento, en la que todo lo demás desaparece y sólo podemos pensar y estar listos para él. El modo espera es una manifestación de disfunción ejecutiva, ya que la incapacidad para desviar la atención de un evento futuro lleva a una concentración excesiva. La disfunción ejecutiva se refiere a una serie de dificultades en las habilidades cognitivas necesarias para planificar, organizar, tomar decisiones y regular la atención y el comportamiento. En el caso del modo de espera, la función ejecutiva más afectada es la capacidad de regulación de la atención, conocida también como control atencional.
El control atencional es la habilidad para dirigir y mantener la atención en una tarea específica, así como para cambiar el foco de atención cuando es necesario. En el modo de espera, la dificultad para desviar la atención de un evento futuro anticipado refleja una disfunción en esta capacidad. Las personas con disfunción ejecutiva encontramos extremadamente difícil cambiar el foco de atención de los pensamientos sobre el evento próximo a otras actividades, incluso cuando estas actividades son importantes o urgentes.
Esta falta de flexibilidad atencional lleva a una concentración excesiva en el evento futuro, lo que consume una cantidad significativa de recursos mentales y deja poco espacio para otras tareas. Como resultado, tenemos dificultades para cumplir con nuestras responsabilidades diarias y experimentamos una mayor ansiedad debido a la rumiación constante sobre el evento anticipado.
Una de las características distintivas del autismo es la capacidad de hiperfocalización, nos concentramos intensamente en un tema o actividad específica, el famoso hiperfoco. En el caso del modo de espera, el hiperfoco se centra en el evento futuro absorbiendo gran parte de los recursos cognitivos y atencionales. La hiperfocalización permite un análisis detallado de cada aspecto del evento, lo que puede ser beneficioso en términos de preparación, pero también es agotador y estresante.
Las personas autistas a menudo nos involucramos en un análisis minucioso de los detalles relacionados con el evento futuro. Esta necesidad de anticipar y prepararnos para todas las posibles eventualidades lleva a un ciclo de pensamiento repetitivo y persistente. Este sobreanálisis busca reducir la incertidumbre y proporcionar una sensación de control, pero a la vez consume una cantidad significativa de nuestros recursos mentales y emocionales dificultando la capacidad de atender o concentrarnos en otras tareas. Por ejemplo, si tengo una reunión importante en el trabajo la próxima semana, podría pasar horas pensando en qué ropa usar, cómo llegar al lugar, qué decir en cada posible escenario de la reunión, y qué preguntas podrían hacerme, y además entre ese momento y el día de la junta prácticamente uno sólo está paralizado esperando la hora de inicio de la junta.
La búsqueda de previsibilidad y rutina es común en el autismo. Las personas autistas encontramos seguridad en la consistencia y la estructura, ya que estas características reducen la incertidumbre y la ansiedad. Un evento futuro, especialmente uno significativo, puede generar una necesidad urgente de controlar y prever cada aspecto del mismo, lo que provoca que la mente permanezca anclada en ese punto temporal. La creación de planes detallados y el establecimiento de rutinas rigurosas son intentos por minimizar sorpresas y sentirnos más preparados. Al planificar meticulosamente cada paso y prever posibles contingencias, buscamos reducir la incertidumbre que nos genera lo desconocido. Esto incluye definir horarios específicos, preparar listas de tareas y ensayar mentalmente las situaciones que pueden ocurrir.
Por ejemplo, si tengo una reunión familiar importante, puedo pasar días antes del evento pensando en cada detalle: qué ropa usar, cómo llegar al lugar, qué temas de conversación abordar y cómo manejar posibles situaciones incómodas. Elaboro listas detalladas y reviso constantemente la información sobre la reunión. Sin embargo, a pesar de toda esta planificación, me encuentro incapaz de concentrarme en otras tareas. No puedo trabajar, leer, ni disfrutar de actividades recreativas porque mi mente está constantemente rumiando sobre la reunión familiar, es decir, mi mente está en modo espera y me encuentro incapacitada para hacer lo demás por más que lo intente.
Podemos pasar horas, días o semanas repitiéndonos una y otra vez lo que tenemos que hacer, como hacer la limpieza, terminar un trabajo pendiente, continuar con nuestras responsabilidades laborales, y nada… Nuestro cerebro sólo ejecuta una y otra vez los datos relacionados al evento, lo cual nos genera ansiedad, insomnio y un profundo malestar porque a la vez no estamos haciendo realmente nada y el intervalo entre el presente y el evento se convierten en tiempo muerto.
El tiempo muerto en el modo de espera es una fuente significativa de ansiedad. A pesar de la planificación meticulosa, suelen quedar intervalos de tiempo no planificados en los que no se sabe qué hacer. Estos tiempos muertos pueden generar una sensación de vacío e incertidumbre, exacerbando la ansiedad y la frustración. La falta de actividad estructurada en estos momentos puede hacer que el modo de espera se sienta interminable, intensificando la sensación de estar atrapado en una espera constante y ansiosa. Por ejemplo, después de haber terminado con la planificación y las actividades previas para una reunión familiar, como tener la ropa limpia, preparar lo necesario en una mochila y asegurarse de que todos los detalles están cubiertos, nos encontramos sentados sin hacer nada más que esperando.
Es importante reconocer que, dentro del hiperfoco y la planificación, existe la probabilidad de que las cosas no salgan como lo planeado y que puedan surgir sorpresas. Hacer una lista de todo lo que podría salir mal ayuda a integrar estos posibles contratiempos en la anticipación, de modo que no tomen por sorpresa, incluidos los tiempos muertos. Esta preparación adicional puede proporcionar una sensación de control y reducir el impacto de los imprevistos, sin embargo, esto no hace que nuestras capacidades atencionales dejen de estar fijadas en el evento futuro, para ello debemos mejorar las habilidades de las funciones ejecutivas para evitar modos de espera tan angustiantes.
Fortalecer las habilidades como la flexibilidad cognitiva y la capacidad de adaptación permite una mejor gestión del tiempo y una mayor capacidad para manejar la incertidumbre. Estas mejoras facilitan una vida más equilibrada y menos estresante, ayudando a las personas autistas a enfrentar los desafíos del modo de espera con mayor eficacia. Para mejorar la regulación atencional en el modo de espera, es fundamental desarrollar estrategias que permitan desviar la atención del evento futuro anticipado hacia otras actividades. Una técnica efectiva es la práctica del mindfulness, que consiste en enfocar conscientemente la atención en el momento presente, sin juzgar los pensamientos ni las sensaciones que surjan. A través de la meditación y ejercicios de respiración, se puede entrenar la mente para estar más presente y reducir la rumiación sobre el evento futuro.
Además, establecer y realizar rutinas diarias estructuradas puede ayudar a mantener la mente ocupada y distraída disminuyendo la intensidad del modo de espera. Incorporar actividades placenteras y relajantes, como el ejercicio físico, la lectura o la música, también puede contribuir a desviar la atención de la anticipación del evento y reducir la ansiedad asociada.
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