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Autismo y TEPT-C: comprender las superposiciones para un mejor apoyo y estrategias de manejo 

Por Larissa Guerrero


El trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C) y el autismo son dos diagnósticos distintos, que también pueden presentarse como co-ocurrencias en algunas personas. Aunque no hay una relación directa entre ambos, las personas autistas también pueden experimentar TEPT-C o TEPT (trastorno de estrés postraumático) debido a experiencias traumáticas a las cuales estamos expuestas debido a nuestra discapacidad psicosocial la cual incrementa el riesgo ya que somos más susceptibles a experimentar eventos estresantes de manera intensa. El TEPT es una reacción a un evento traumático singular, como un accidente, un desastre natural, una agresión o un evento violento. Las características del TEPT pueden incluir flashbacks, pesadillas, evitación de situaciones relacionadas con el trauma, hipervigilancia y cambios en el estado de ánimo. Por su parte, el TEPT-C se desarrolla a partir de experiencias traumáticas prolongadas o repetidas, como abuso emocional, físico o sexual crónico, negligencia severa o exposición a múltiples traumas. El TEPT complejo puede ser diagnosticado erróneamente como autismo y viceversa, ya que ambos tienen muchas características similares y ocasionalmente pueden confundirse entre sí.


Es frecuente malinterpretar las características pues el diagnóstico puede ser muy desafiante debido a:


Superposición de características: Algunas características, como la sensibilidad sensorial aumentada o las dificultades en la regulación emocional, pueden manifestarse en ambas condiciones. Esto puede llevar a una interpretación errónea o a una identificación inexacta del diagnóstico subyacente.


Coexistencia de ambas condiciones: Algunas personas pueden experimentar tanto TEPT-C como autismo, lo que complica aún más el proceso de diagnóstico. La presencia de un diagnóstico puede enmascarar o dificultar la identificación precisa de la otra.


Evaluaciones no especializadas: La falta de evaluaciones exhaustivas y especializadas, realizadas por profesionales con experiencia en ambas condiciones, puede llevar a diagnósticos erróneos o incompletos.


Variabilidad en la presentación de características: Tanto el TEPT-C como el autismo pueden presentarse de manera muy diferente en cada individuo. Esta variabilidad puede hacer que algunas características no sean evidentes o que se interpreten de manera incorrecta.


Falta de conciencia y conocimiento: La falta de conciencia sobre las complejidades y superposiciones entre ambas condiciones puede llevar a errores en el diagnóstico por parte de profesionales de la salud no familiarizados con las características distintivas de cada una.


Impacto en la percepción y respuesta al mundo: Tanto el autismo como el TEPT-C afectan la forma en que una persona percibe y responde al mundo que los rodea. Sin embargo, lo hacen de maneras distintas: el autismo implica diferencias neurobiológicas en el procesamiento sensorial y social desde una edad temprana, mientras que el TEPT-C se desarrolla como resultado de un trauma específico en un momento determinado de la vida, así como a la exposición prolongada de los mismos.


Desafíos en la evaluación: La evaluación precisa requiere profesionales especializados y exhaustivas evaluaciones clínicas. Identificar y diferenciar las características, considerando las particularidades de cada diagnóstico y su posible superposición, es fundamental para brindar un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.


Aunque el TEPT-C y el autismo pueden compartir algunos síntomas, hay diferencias clave entre ambas condiciones. De acuerdo con Steven Zauderer, el TEPT-C generalmente es desencadenado por una serie de eventos traumáticos prolongados en el tiempo, mientras que el autismo es un trastorno del neurodesarrollo presente desde el nacimiento. Las personas con TEPT-C pueden experimentar flashbacks o pesadillas relacionadas con el trauma, mientras que las personas autistas no experimentan este tipo de síntomas. Las personas con TEPT-C pueden evitar situaciones o personas que les recuerden el evento traumático, mientras que las personas con autismo pueden tener dificultades con las situaciones sociales en general. Las similitudes son que ambos pueden causar ansiedad o miedo en ciertas situaciones y pueden provocar dificultades en la interacción social y la comunicación.


Algunas de las características que se superponen son:


Respuestas sensoriales: Ambos pueden implicar sensibilidades sensoriales aumentadas o disminuidas. En el autismo, esto se traduce en hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos como luz, sonido, tacto o texturas. En el TEPT-C, las personas pueden experimentar hipervigilancia sensorial o insensibilidad a ciertos estímulos relacionados con el trauma.

Dificultades en las interacciones sociales: El autismo se caracteriza por desafíos en la comunicación y en la interacción social, mientras que el TEPT-C puede generar evitación de situaciones sociales, cambios en las relaciones o dificultades para confiar en otros debido al trauma pasado.

Patrones de comportamiento repetitivos o stimming: En el autismo, esto se observa en actividades repetitivas y restringidas. En el TEPT-C, pueden surgir comportamientos evitativos repetitivos para evitar recordatorios del trauma.

Intereses especiales: Tanto el TEPT-C como el autismo pueden presentar patrones de comportamiento repetitivos o intereses especiales. En el autismo, esto se manifiesta como una preferencia por rutinas específicas o intereses especiales en ciertos temas. En el TEPT-C, las conductas repetitivas pueden estar relacionadas con la evitación de situaciones o estímulos que recuerdan el trauma.

Rigidez en rutinas: Tanto las personas con TEPT-C como autistas pueden mostrar una preferencia por la estructura y las rutinas. El cambio repentino o la falta de previsibilidad pueden generar malestar en ambos casos.

Reacciones emocionales intensas: Tanto el TEPT-C como el autismo pueden implicar respuestas emocionales intensas ante ciertos estímulos. En el TEPT-C, estas respuestas suelen estar relacionadas con el trauma, mientras que en el autismo pueden ser parte de las dificultades para regular las emociones.

Dificultades en la regulación emocional: Ambos pueden presentar desafíos en la regulación de las emociones. Las personas con autismo pueden tener dificultades para identificar y expresar emociones, y quienes padecen TEPT-C pueden experimentar cambios abruptos en el estado de ánimo y dificultades para regular las emociones después de un evento traumático.

Necesidad de entornos predecibles: Tanto las personas con TEPT-C como autistas pueden beneficiarse de entornos predecibles y estructurados. La falta de predictibilidad puede generar ansiedad o malestar en ambas condiciones.

Dificultades en la comunicación no verbal: Tanto en el autismo como en el TEPT-C, las habilidades de comunicación no verbal pueden estar afectadas. Las personas con autismo pueden tener dificultades para interpretar o utilizar el lenguaje corporal y las señales sociales, mientras que, en el TEPT-C, la experiencia del trauma pueden interferir en la comunicación no verbal.

Cambios en el estado de ánimo y la ansiedad: Ambas pueden implicar cambios en el estado de ánimo y niveles elevados de ansiedad. En el TEPT-C, estos cambios suelen estar vinculados al recuerdo del trauma, mientras que, en el autismo, pueden deberse a dificultades para manejar situaciones novedosas o estresantes.

Rigidez de pensamiento: Tanto el autismo como el TEPT-C pueden presentar rigidez cognitiva, aunque por diferentes razones. En el autismo, esto se manifiesta como dificultad para adaptarse a cambios o preferencia por rutinas predecibles. En el TEPT-C, la rigidez cognitiva puede estar relacionada con la necesidad de evitar situaciones que desencadenen recuerdos traumáticos.


Estas superposiciones pueden generar confusiones en el diagnóstico, especialmente si no se consideran cuidadosamente todas las características y antecedentes individuales. La evaluación por parte de profesionales con experiencia en ambos diagnósticos es fundamental para distinguir entre el autismo y el TEPT-C, así como para identificar la posible coexistencia de ambos en una misma persona.


Otro aspecto fundamental de ambos diagnósticos es el hecho de que las funciones ejecutivas pueden verse afectadas de varias maneras pero se pueden distinguir, por ejemplo:


Funciones Ejecutivas y TEPT-C:


Toma de decisiones: En el TEPT-C, las dificultades en la toma de decisiones pueden estar relacionadas con la hiperactivación del sistema de alerta, lo que dificulta la evaluación y elección entre opciones debido a la reactividad al estrés.

Control inhibitorio: El TEPT-C puede interferir con la capacidad de controlar las respuestas emocionales y conductuales en situaciones estresantes, lo que lleva a respuestas impulsivas o reactivas.

Rigidez cognitiva: Existe una tendencia a la rigidez cognitiva en el TEPT-C, pero esto puede manifestarse más temporalmente en respuesta a estímulos estresantes específicos, lo que significa que podrían tener dificultades para cambiar de estrategias de hipervigilancia o adaptarse a situaciones cambiantes.

Planificación y organización: Las dificultades para planificar y organizar tareas diarias son comunes en el TEPT-C debido a la interferencia de pensamientos intrusivos o recuerdos perturbadores.

Memoria y atención: El TEPT-C puede afectar la memoria y la atención, especialmente durante situaciones de estrés agudo debido a la intrusión de pensamientos relacionados con el trauma.

 

Funciones Ejecutivas y Autismo:


Toma de decisiones: En el autismo, las dificultades en la toma de decisiones pueden estar relacionadas con la inflexibilidad cognitiva y las dificultades para entender múltiples opciones.

Control inhibitorio: Puede haber problemas con el control inhibitorio en el autismo, lo que puede manifestarse en dificultades para regular respuestas emocionales o comportamientos.

Rigidez cognitiva: La rigidez cognitiva es una característica central del autismo, lo que puede llevar a resistencia al cambio y una preferencia por la consistencia.

Planificación y organización: En el autismo, las dificultades en la planificación y organización pueden surgir debido a la necesidad de estructuras predecibles y rutinas establecidas.

Memoria y atención: El autismo puede implicar una atención focalizada o hiperfoco en áreas de interés específicas y, a veces, dificultades en la memoria de trabajo.

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Es importante que podamos distinguir entre unas características y otras, en especial de dónde surge o cuál es su motivación, esto nos ayudara a realizar un diagnóstico diferencial y de este modo lograr un apoyo más efectivo que incluya la capacidad de decisión de las personas.


Algunas estrategias para el manejo del TEPT-C son:


Terapia especializada: Buscar terapia centrada en el trauma puede ayudar a abordar los síntomas del TEPT complejo de manera específica y efectiva.

Técnicas de regulación emocional: Practicar técnicas como la respiración consciente, la meditación o el yoga puede ayudar a regular las respuestas emocionales intensas.

Apoyo social: Mantener conexiones con amigos, familiares o grupos de apoyo puede brindar un sistema de apoyo importante y ayudar en el proceso de recuperación.

Ejercicio regular: La actividad física puede ser una herramienta efectiva para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.

Autocuidado: Incorporar prácticas de autocuidado, como el descanso adecuado, una alimentación balanceada y la reducción de la exposición a situaciones estresantes, puede ser fundamental para manejar el TEPT complejo.


Algunas estrategias para el autismo son:


Apoyo de especialistas: Buscar la ayuda de profesionales especializados en autismo puede brindar estrategias de acompañamiento específicas para afrontar desafíos cotidianos.

Rutinas y estructura: Mantener rutinas consistentes y establecer estructuras predecibles puede ser reconfortante y útil para las personas con autismo.

Comunicación visual: Emplear herramientas visuales, como calendarios visuales o diagramas, para el manejo de la disfunción ejecutiva y la comprensión de las normas sociales.

Entornos sensorialmente amigables: Adaptar el entorno a las sensibilidades sensoriales puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.

Stimming: Proporcionar actividades sensoriales controladas, como la presión táctil o el uso de juguetes sensoriales, puede ayudar a regular las sensaciones sensoriales.

 

En resumen, el autismo y el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C) comparten algunas características superpuestas, lo que puede llevar a desafíos en el diagnóstico diferencial. Debemos poner atención en:

Superposición de características: Ambos pueden presentar rasgos como dificultades en la regulación emocional, problemas sociales y ciertos patrones de comportamiento repetitivo.

Sensibilidades sensoriales: Tanto el autismo como el TEPT-C pueden incluir sensibilidades sensoriales, aunque con matices diferentes.

Realizar un diagnóstico diferencial: Observar con detenimiento la raíz o causa de los rasgos de cada uno y estar seguros de que el diagnóstico no se explica por ninguna otra causa. Darse cuenta de que son 2 diagnósticos distintos y si se dan en una misma persona como co-ocurrencia.

Historia y contexto: La historia y las experiencias pasadas de un individuo son cruciales para entender y distinguir entre autismo y TEPT-C.

Enfoques personalizados: Cada diagnóstico requiere un enfoque de tratamiento personalizado.

Terapias o acompañamiento específicos: El autismo puede beneficiarse de estrategias centradas en el desarrollo, el aprendizaje, la autonomía, la autenticidad mientras que el TEPT-C puede requerir terapia enfocada en el trauma.


Es esencial un enfoque multidisciplinario para el diagnóstico y manejo de cada uno es necesario. La evaluación exhaustiva por profesionales con experiencia en ambas áreas es crucial para ofrecer un diagnóstico preciso y estrategias de manejo efectivas. El abordaje terapéutico individualizado, adaptado a las necesidades específicas de cada persona, es fundamental para ofrecer el mejor apoyo y tratamiento.

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